viernes, 26 de octubre de 2007

Disco de La semana: "Ambient 1: Music for airports" (1978) de Brian Eno



El disco recomendado de esta semana es un disco tremendamente especial para mi; puede que lo que voy a decir suene jodidamente pretencioso (seguramente lo sea) pero considero que hay dos tipos de personas: las que nos emocionamos escuchando “Music for airports” y las que lo consideran una soberana y aburrida tomadura de pelo. Que conste que no digo que unas sean mejor o peor que otras ni nada por el estilo, simplemente aludo a dos sensibilidades diferentes.

Este disco es ahora relativamente sencillo de encontrar, pero no fue así en su época de lanzamiento: sólo se podía comprar por correo. Es sólo una de las manías y salidas de tono que como músico extraordinariamente inquieto ha atesorado Brian Eno
(Woodbridge, Suffolk, Gran Bretaña, 15 de mayo de 1948), algo así como un Leonardo da Vinci de nuestra era; afamado productor de los mejores discos de U2 , David Bowie , Talking heads, Coldplay o James, colaborador asiduo de algunos de los músicos más interesantes de nuestra era (Harold Budd, Jon Hassell, Robert Fripp,…) miembro fundador de los glamurosos Roxy Music, pintor, fotografo, tertuliano, conferenciante, artista audiovisual, en fin, no ha habido practicamente nada que se le haya resistido a Eno.

He aquí un esclarecedor video en el que explica lo que le llevo a componer este seminal disco, está en un inglés muy simple y correcto.



El verlo me lleva a hacer otra observación, las personas más normales que se manifiestan en sus declaraciones de forma sencilla pero con un innato sentimiento de que saben de lo que hablan suelen ser las más interesantes; mientras que aquellas que tratan de esconder su ignorancia bajo una supuestamente ingeniosa ironía o el oscurantismo suelen resultar en el fondo las más vulgares y aburridas. Brian Eno aparece como un tipo normal, con pinta de haberse levantado temprano y desayunado bien, con la camisa abrochada hasta el último botón, (joer, no me había dado cuenta hasta ahora de lo que el vulgar Moby trata de parecerse a él) sonríe de manera inteligente y expone ideas sencillas de manera cercana sin necesidad de recurrir a falsos galimatías o a la absurda arrogancia como otras “estrellas” del panorama pop-rock.

Me acerque a este disco de manera, una vez más, absolutamente casual. Una oferta de la Colección “Nuevas Musicas” que aglutinaba diversos discos de artistas más o menos “new age” (dios, como odio este término!!!), Philip Glass, Pat Metheny, Vangelis, Madredeus,…. en la revista Discoplay a unas 500 pelas la unidad, por ese precio no había mucho que perder y yo soy una persona curiosa: me aventure con “Voices” de Vangelis y el que nos ocupa, al recibir los discos por correo me llevé una ingrata sorpresa, el de Vangelis (el que más deseaba en principio) estaba vacío, tenía la caja sin el compacto; sin reponerme del cabreo inicial y reclamar el susodicho compacto condene a aquel disco de los aeropuertos a un momentáneo olvido en la estantería de los futuribles.

Fue un lunes por la mañana de enero, a eso de las 6 de la mañana, debía coger un autobús hacia Valladolid para llegar a tiempo a las clases; hacía un frío que se jodia y una niebla que impedía ver a dos metros de distancia; el silencio reinaba en un autobús casi desierto, decidí que era un buen momento para dar la oportunidad a aquel disco y estrenar de paso así mi flamante discman adquirido unas semanas atrás; la verdad es que no tenía ni la más remota idea de a qué podía sonar semejante invento, es maravilloso el acercarse a discos sin tener ni idea de a que se van a parecer, algo cada vez más difícil; me ajuste los auriculares, me enfunde en la chaqueta y dejé que se aporderara de mi la fascinación mientras aquel lento autobús se adentraba por la carretera a través de las vastas llanuras castellanas y amanecía entre la densa niebla; una experiencia de esas que le cambian a uno la percepción de la realidad. Llegue a Valladolid casi a las 9, fui a casa y me tumbé en la cama un tanto perturbado, esa mañana no acudí a clase pero esa es otra historia.

La primera vez que se empleo el término ambient para definir un estilo de música fue en este disco, en las líneas interiores de la edición original Eno definía la misma como una música que se puede ignorar o a la cual se puede prestar atención descubriendo infinidad de nuevos detalles a cada nueva escuha, una música donde los ecos y los silencios son tan importantes como las notas mismas. Desde luego, no es este el primer disco ambient de la historia, ni siquiera de Brian Eno, que ya concibió de modo más o menos consciente este concepto en “Discreet Music” (1975), la historia forma ya parte de la memoria colectiva: un grave accidente de coche le dejo postrado en la cama durante varios meses, un día un buen amigo suyo le fue a visitar y le regalo un disco clásico de arpa del s.XVIII, una vez su amigo se fue, y con gran esfuerzo, puso el disco dandose cuenta al regresar a la cama que uno de los canales había fallado completamente y el volumen lo hacia prácticamente inaudible de modo que las leves notas se fundían con la lluvia golpeando los cristales de la ventana y el resto del entorno; sin fuerzas para levantarse una vez más, tal experiencia cuasi mistica le hizo concebir grandes ideas a la par que le descubrió una nueva manera de escuchar música donde la interación con el entorno juega un rol más importante que la propia música, es por eso que Eno recominda escuchar este tipo de discos a niveles de volumen relativamente reducidos.

1/1 son 16 mins. con un simple drone de piano variado ad infinitud; en ½ lo que suena es sólo un coro de voces modificadas que crean una atmosfera eterea; en 2/1 encontramos una especie de mezcla de las 2 anteriores, las voces superpuestas a las delicadas notas de piano o viceversa hacen de este el corte más emotivo; 2/2 es la más aspera pero conserva, como todo el disco, ese gas gris y casi invisible que penetra a cámara lenta en el campo acústico del oyente, el arma letal para el definitivo asesinato del ritmo. Música intrascendente para salas de espera de hospitales para los oídos más neófitos, experiencia única para los iniciados que vayan un poco más allá. Naturalmente que no es un disco cómodo para los acostumbrados al pop rock de los estribillos instantaneos y las melodías de algodón, o para los amantes del ruido por el ruido; acercarse a Music for airports exige un cambio de mentalidad, una actitud receptiva y calmada.

La serie ambient de Brian Eno se completaría más tarde con: “Ambient 2: The plateaux of mirror” (1980) junto a Harold Budd, tan bello que duele. “Ambient 3: Day of Radiante” (1981) con el enigmático percusionista Laraaji y finalmente “Ambien 4: On land” (1982), otro album que crece con el tiempo con una infinidad de detalles sólo perceptibles con la máxima atención de los sentidos y un buen equipo de cascos.

Más tarde fui adquiriendo con el tiempo toda la discografía del artista; no resulto fácil, ni barato, la mayoría tuve que comprarlos vía importación, pero puedo decir, sin miedo a equivocarme, que es el músico que más me ha entusiasmado e influenciado en la vida. Después de Music for airports me hice con una caja recopilatoria de la obra instrumental del artista, 3 discos en formato digipak y un libreto muy aclaratorio en una presentación de lujo que guardo como oro en paño y a través de ahí todos los LPs ambientales que no son pocos (incluido Music for airports en una versión original) en los más de 30 años de carrera del artista. Poco a poco iré comentando otros si es que tras este eterno post me seguís dejando colaborar en el blog.

En fin, si habéis llegado hasta aquí sin desfallecer, enhorabuena; no os molesto más por hoy. Recordad “If you die, it doesn’t really matter”, naturalmente que no importa, si por tus venas surcan las hermosas cadencias de este disco.

3 comentarios:

Kieleth dijo...

Niño, vaya post mas cojonudo.

Lo primero, lo de siempre, esos espacios...

Lo segundo, vaya toalla de playa que me hayas puesto halla donde donde debiera hallarse un all'a.


Y lo tercero, me ha llegado tio: "ese gas gris y casi invisible que penetra a cámara lenta en el campo acústico del oyente, el arma letal para el definitivo asesinato del ritmo."
Casi te perdono lo del halla.

Y ahora al grano.
Que bueno el video, los razonamientos son la caña, hice esto por esto, y por tal y por cual, cuando le he escuchado hablar de esas canciones happyfelices que te ponen para que te vayas al otro barrio con una sonrisa intentando trivializar me ha recordado al Club de la Lucha, cuando explican por que en los panfletos de los aviones ponian a la gente sonriente en caso de accidente, chutados por los efectos del oxigeno a presion en las mascarillas esas que cuelgan como ombligos umbilicales, y que lo hacen a proposito para que la gente no entre en panico y atontarles para el inevitable final.

Tenia mis dudas al respecto de la longitud de los posts, pero al carajo, son lo que son, intentar acortarlos es mutilarlos.

Felicidades.

icer dijo...

ostias! si que canta los del "halla", si. Ha sido una errata imperdonable, en mi descargo debo decir que el post fue copiado y pegado de word y se debió de colar esa "h" misteriosamente. Queda corregido.

Me alegro que te haya gustado, la verdad que la pluma vuela sola cuando hablo de discos que me entusiasman como este.

Unknown dijo...

Buenas,

Lo primero me uno a Kieleth en lo referente al post, es increible, estupendo, espero que tengas muchos más discos de los que hablar, porque con solo leerte dan ganas de ponerte a escuchar el disco.

Ahora en lo referente a Brian Eno voy a empezar comentando mis prejuicios, ciertamente era prejuicioso, le conocia de sus trabajos de producción, los que has citado en el post, pero escuché passengers y la verdad es que probablemente la juventud, la gana de altas dosis de ruidosidad, de estribillos facilones y algodonosos proporcionados tanto por el pop como el rock convencional (si lo admito, soy adicto a esas tendencias, lo que no quiere decir que me deshabilite de la escucha de otras) me hacían pensar que Eno era un presuntuoso que simplemente terminaba haciendo música para ascensores del Corte Inglés.

Lo cierto es que esta mañana me he metido el disco comentado en el Mp3 y lo he ido escuchando a lo largo de la mañana. Primeramente lo llevaba de camino al cercanías de un lunes por la mañana y ciertamente ha conseguido atraparme la melodía, otra sensación placentera ha sido que una vez en le tren he comenzado a leer Ender (por segunda vez en mi vida y con unas ganas inmensas de conocer la batalla contra los insectores y el adiestramento de Ender para esta tarea) es decir que siempre asociaré este disco a la vuelta al disfrute de uno de esos libros que marcó mi adolescencia y que según estoy viendo me va a volver a marcar.

Posteriormente lo he tenido puesto las primeras horas de trabajo, me ha ayudado a evadirme del tedio habitual, permitia centrase en el trabajo que uno estaba haciendo y ciertamente el volumen moderado ayuda a la escucha de las pistas.

Así que he de decir, que siendo todavia un popero-rockero convencido Brian Eno ha superado la prueba, ha conseguido transportame a estados de ánimo más positivos más apaciguados.

En cuanto al video de Eno he de admitir que jamás hubiera imaginado a este hombre expresarse de una manera tan llana (yo siempre termino rizando el rizo) y más clara, me ha sorprendido. Como no voy a disentir en cuanto a tu calificación de Moby, ciertamente no es que sea el músico más brillante pero algunas de sus canciones a mi me han conseguido llegar.

Por último y como cambio radical de tema, ahora mismo voy a descargar el Jpeg resizer y os envio las fotos del Sonorama´.

Que paseis buena semana a todos.