miércoles, 13 de febrero de 2008

Disco de la semana: Harold Budd - Avalon Sutra / As long as I can hold my breath (2004)

Desierto de Mojave, California, 18:25, atardecer de invierno, una inabarcable carretera que se pierde en el horizonte, el viento sopla entre los cables del tendido eléctrico, ese peculiar zumbido en continua expansión, la noche será larga, el amanecer intenso, las luces de una solitaria gasolinera en medio de la nada, una taza de café, el silencio,…

La música del estadounidense Harold Budd (Los Angeles, 24 mayo 1936) parece salir de esas road movies americanas de persecuciones y misterios en el desierto, o mejor, de huida del mundo urbano y ruptura con una vida anterior en busca de una libertad siempre amarga por la impenitente conciencia que nos recuerda que ese otro mundo sigue ahí.

Me ha costado decidirme por un disco del artista para comentar y debo dejar claro que pudiera haber sido cualquier otro el elegido; es más, recomiendo para los que se aproximen al universo Budd con ánimo iniciático empezar por “The white arcades” (1988), o por sus deliciosas colaboraciones con Brian Eno, “The plateaux of mirror” (1982) y “The peral” (1984). El porque me he decantado por “Avalon Sutra” se esconde detrás de la vaga intuición de que recoge todas las inquietudes y formas estéticas que el autor ha ido plasmando a lo largo de su longeva carrera; además, fue presentado en su día por el propio Budd como su última obra, aludiendo que ya había dicho todo lo que tenía que decir en el mundo del arte, por fortuna estas palabras quedaron en saco roto y hemos tenido el placer de disfrutar con posterioridad “Before the day breaks/After de night falls”(2007) junto al que fuera virtuoso guitarrista de Cocteau Twins (Robin Guthrie).

La carrera discográfica de Harold Budd se puede considerar tardía, no fue hasta 1978, en el sello Obscure Records, donde Brian Eno se dedicaba a dar salida a finales de los 70 y principios de los 80 músicas que de otro modo hubieran tenido una casi imposible difusión comercial, cuando se publico “The pavilion of dreams” que recogía las piezas que el autor había ido dando forma a lo largo de la década, plácidos, preciosistas y sugerentemente minimalistas cortes de coros femeninos en continua mutación, pianos que se ahogan, clarinetes y flautas que vienen y van sin darte cuenta. Antes, se había ganado la vida como profesor en el Instituto de las Artes de California; criado en una pequeña localidad perdida en el vasto desierto californiano, su música evoca, como ya he sugerido, esos distantes y abandonados paisajes desérticos que hemos visto en tantas películas americanas.

2 Cds. Conforman este monumental disco para tardes tranquilas al sol o tristes anocheceres al calor de la chimenea. El primero, “Avalon Sutra”, son 14 piezas donde se mezclan los vientos de Jon Gibson, asiduo colaborador del artista en los últimos años, un cuarteto de cuerda, y las conmovedoras y extrañamente emotivas notas del piano de Harold Budd, que si bien no es un gran virtuoso, siempre ha hecho gala de una imaginación y talento difícilmente encontrables en cualquier otro compositor de su generación, cuentan sus más allegados la fascinante experiencia que supone ver al artista ensimismado al piano en alguno de esos momentos en los que Budd se entrega con apasionamiento a largas improvisaciones entre el jazz y el ambient crepuscular. Los temas van desde los bocetos impresionistas ("Arabesque part 1,2 y 3";"Enfant perdu",…), a los austeros pasajes ambient (la deliciosa "Little Heart"), pasando por las codas pianísticas ("As long as I can hold my breath", ver video) basadas en la repetición de unas pocas notas donde lo verdaderamente fascinante, más que las notas mismas, es la reverberación del sonido en el aire, los ecos y los silencios como la esencia de una música que es cómplice de una imagen, de un recuerdo extrañamente escondido en nuestro subconsciente o de un deseo que se escapa a la comprensión racional. Moderna música de cámara ambiental, diría yo, si nos empeñamos en buscar alguna etiqueta. El segundo Cd es una hipnótica pieza de 60 minutos,"As long as I can hold my breath (at night)" donde las espaciosas notas del piano se funden con los vientos y los loops atmosféricos de forma lenta, sin prisas, como conviene disfrutar este disco, como debe transcurrir la vida en los desiertos californianos, sin sorpresas ni alarmas.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Mientras escribo este comentario escucho en otra pestaña el video de Youtube que has colgado, al estilo de enjuto tengo mogollón de pestañas abiertas(http://twitter.com/enjutomojamuto/statuses/700395542)
puesto que acabo de pausar otra escucha nueva que acaba de llegar por aqui y que en cuanto acabe publicaré en el blog (espero que para alegría de muchos y espero que tú seas de los más contentos).

Vuelves a persuadirme con tus palabras para que vuelva al ambient (no se si esa es la auténtica etiqueta de este autor), una música que suele diferir en gran manera de esos estribillos pegadizos a los que soy aficionado, tomo nota, me apunto los discos y ya te comentaré, Brian Eno me ha convencido, en esos pocos momentos de tranquilidad o de lectura de un buen libro nunca está de más un buen acompañamiento que consiga la atmósfera adecuada.

Como siempre digo con estos posts... me alegro de volver a ver otro "Disco de la semana" y a ver si lo que yo cuelgo también es merecedor de un post similar.....

Ya me contarás.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

twitter.com/enjutomojamuto/statuses/700395542

Kieleth dijo...

Buen disco de la semana, si señor, me declaro de nuevo seguidor incondicional de esta sección.