Noche especial la del sábado en Madrid. Salí del concierto con la sensación de haber asistido a un momento mágico, de aquellos que recordaré durante mucho tiempo. El escenario casi inmejorable (tal vez eche de menos un patio de butacas), el sonido fantástico y el público respetuoso, hasta el mismo Hawley pareció asombrarse regalándonos 3 bises. Nadie canta al amor como Richard Hawley, crooner crepuscular del siglo XXI, nadie es capaz de transmitir tanto con un patrón tan sonrojantemente clásico.
El repertorio giró en torno a su último disco: “True love’s gutter”, desarrollos largos y tranquilos, sin trucos efectistas; a mi no me parece un trabajo menor ni de transición y sí un elegante paso adelante, o atrás (¿?), “Remorse Code” duró 15 minutos y en ningún momento se hizo larga, aunque el instante más atronador fue “Soldier on” y su crescendo arrebatador.
Soberbia demostración de cuerdas y percusión, Hawley cambiaba de guitarra con cada canción y Shez Sheridan sacaba poesía de cada cuerda que rozaba. Entre tema y tema cerrada ovación y después tremendo silencio, me llamo mucho la atención, casi tanto como la guapa chica rubia justo a mi lado, fumaba y exhalaba el humo hacia arriba como regalando un suspiro al cielo y, “Oh my love”, olía a rosas; si, a las rosas recién cortadas del jardín (tengo que descubrir que perfume es ese). También intercalaron algunos de sus clásicos: “Lady sollitude”, una canción sobre adición: “Hotel room”, o una escalofriante “Run for me” al piano. Y si, por supuesto acabaron con “The ocean” ante el delirio general.
"Oh my love", una de mis favoritas, hace unos años en el FIB.
martes, 16 de febrero de 2010
Richard Hawley - Sala Heineken (Madrid) 13/02/2010
Escrito x
icer
a las
16:54:00
0
comentarios
Etiquetas Madrid, Richard Hawley
Suscribirse a:
Entradas (Atom)