lunes, 31 de diciembre de 2007

Historias de un capullo

He estado escribiendo un par de movidas, historias que me han pasado en este desierto que es la vida. Despues de releerlas, me he dado cuenta que he sido un poco capullo, de ahi el titulo. De momento pongo la primera de las microhistorias, no tengo la más remota idea de si me atrevere a contar el resto. Como de costumbre, perdonad la ortografia y pensad, que si no estuviese bebido, no habria escrito nada tan intimo.

Historias de un capullo

Me miro al espejo, sigo sin reconocer al tío que está al otro lado, sé que soy yo, pero aun no tengo claro que le motiva a seguir aquí. Reviso su aspecto, sigue teniendo cara de buen tío, va impecablemente vestido. Repaso mentalmente las instrucciones que mis amigos me han dado por teléfono. Hemos quedado en “El abrevadero”, pienso que el nombre es de lo más adecuado, para un sitio, donde vas a beber hasta acabar absolutamente borracho, salvo que tengas la suerte de encontrar antes alguien con quien ocupar tu tiempo de una forma más divertida.
Reviso meticulosamente mi aspecto, no quiero parecer demasiado buen chico, tampoco quiero parecer un chulo, miro mi cartera. Llevo mi documentación, y por supuesto el dinero que alguien que dice ser mi padre, me ingresa religiosamente. Aun no tengo claro si porque tiene la esperanza de verme sacar una carrera, o porque quiere verme lo más lejos de él. Igual el que le sacase en mi último curso de instituto, de la casa de su amante, tiene algo que ver, en su generosidad económica. Por un segundo siento que soy un traidor, que existe una victima, que mi madre debería saber determinadas cosas.

Conduzco unos treinta minutos hasta la zona donde esta el Púb., por el camino, no puedo evitar pensar que tal vez, solo tal vez, debería estar estudiando para el parcial que tendré dentro de cinco días, pero la sensación es tan efímera que no hace mella en mi.

El local esta bastante bien, ambiente frío y deliberadamente minimalista, la música no es demasiado mala y no suena terriblemente alta. Antes de pensar en localizar a mi grupo, me acerco a la barra y me pido una copa. La camarera esta realmente buena, pero me mira con el mismo desprecio, con el que mira al resto de la humanidad, sabedora de lo imponente de su físico, por mi parte, no pienso darle la satisfacción de ver que estoy impresionado por ella, así que la trato también algo despectivamente, sin mirarla a los ojos cuando le pido un white label con cola. Con la copa en la mano deambulo por el garito, que es realmente grande, tres salas interiores y una exterior, en busca de mis supuestos amigos, que no son más que gente que conozco, con la que me relaciono. En un instante de debilidad me pregunto a mi mismo, si conozco el significado de la amistad, desecho instintivamente el pensamiento, la amistad no existe, solo es una utopía, la gente existe para ser utilizada y utilizar a otros, la afinidad, la empatia, solo son cuentos.
Mi gente esta en la zona exterior, no deja de ser lógico, pues estamos en una estupenda noche de agosto y no es muy racional, permanecer en salas cerradas. Ya antes de acercarme a ellos, veo que hay dos nuevas adquisiciones. Dos tías, una rubia y otra de pelo castaño, una pasable y otra realmente fea.
Ya pensaba que no venias; me dice José, uno que se cree mi mejor amigo, yo a el, apenas le considero un tío gracioso.
Me ha surgido algo; contesto a modo de excusa.

Llega el momento de las presentaciones y conozco a las dos chicas, la fea con cara de pez globo se llama Pilar y la pasable con pinta de golfa, Yolanda.

Me enciendo un cigarro y Yolanda me mira sonriendo y me pide uno, le doy el mío encendido y me enciendo otro. La chica parece receptiva, no es que sea guapa, realmente es bastante vulgar, pero también es cierto, que conforme avance la noche y mi nivel de alcohol en sangre, mas fácil será que acabe con una tía gorda y fea, así que no lo pienso mucho y me lanzo al ataque, comienzo a desplegar mis encantos, la sonrisa perfecta, gracias al dinero de mi padre y a un ortodoncista, mi simpatía y locuacidad, poco a poco la voy apartando del grupo, primero con la excusa de tomar una copa, después de ir a una de las salas de dentro a bailar, salir del local a tomar el aire, damos un paseo hasta un parquecillo cercano, me acerco a ella, no veo que se aparte, así que la agarro por la cintura y la beso. Pienso que esta chica aunque parece apasionada, no tiene mucha experiencia, besar no consiste en meterte la lengua hasta el esófago y hacerte un lavado gástrico.

¿Vienes a mi casa? Pregunta tímidamente.
¿Y tus compañeras que dirán? Pregunto yo.
No dirán nada, se han ido de fin de semana.

La suerte está echada, caminamos hasta mi coche y después quince minutos hasta su casa. Un adosado en una urbanización de clase media alta. En la puerta nos besamos, comienzo a estar cachondo, aunque ha sido tan fácil, que no saboreo bien la emoción de la caza. Nada mas traspasar las puertas de su casa, nos desvestimos el uno al otro, al menos la chica parece apasionada ¿Me pregunto si en la cama será tan desinhibida? ¿Querrá hacerme una felación? ¿Me dejara correrme en su boca? ¿Se lo tragara? Son las preguntas que surgen en mi mente, en una ráfaga. En la habitación ya solo estoy en vaqueros, me los quito y los tiro al suelo, no llevo ropa interior. Ella se mete en la cama, y noto un cambio radical en su actitud, se pone rígida, mira hacia el techo y dice con un susurro hazme lo que quieras. Pero joder ¿De donde coño ha salido esta chica? Que forma de bajarme las ganas de echar un polvo, la miro por un segundo, rígida y en la cama, con las sabanas hasta el cuello, la mirada fija en el techo, mi erección ya no existe, cojo mis vaqueros y me los comienzo a poner dándole la espalda.

¿Qué haces?
Lo siento chica, pero para practicar la necrofilia ya tendré tiempo en el futuro.

Salgo de la habitación, voy recogiendo el resto de mis cosas y me piro de allí. Debería volver a casa, pero decido que aun es pronto y tal vez pueda encontrar a mi grupo, emborracharme y pillar a otra chica que este un poco mas viva.





Las criticas personales, no son bienvenidas, tened en cuenta, que la historia contada es la experiencia de un chaval con apenas 19 años, han pasado ya bastantes inviernos y tengo asumido que ese tio, era un capullo y ya no soy yo.

6 comentarios:

Kieleth dijo...

A mi este fragmento me produce un poco de envidia, admiro la sangre fría de ese hombrecito de 19 años.

Recuerdo una parecida, en una fiesta brutal, volver al piso e intentar algo con la compañera de piso de una amiga que ya estaba acostada, propósito en vano, así que me levanté, abrí la puerta y antes de cerrarla le dije:

Ya que no quieres nada conmigo, me voy al baño a hacerme una paja!.

icer dijo...

La verdad es que releyendo la historia no encuentro porque dices que te comportaste como un capullo, otros dirían que fuiste todo un caballero; para mí, y no te molestes, fuiste un poco "tonto", oportunidades así no se presentan todos los días y estoy seguro que un poco te arrepientes, ibas pensando en si te dejaría hacer no se cuantas guarreridas españolas y cuando llegas y te dice que adelante, que hay vía libre, te da el bajón y corres con el rabo entre las piernas... aunque bien pensado sólo por ver la cara que se le debio quedar, allí acurrucada en la cama llena de pasión, también debió merecer la pena, ultrajada y herida en su orgullo como a menudo les gusta hacer a ellas porque son todas unas..... en fin, es broma, es que me caliento por momentos.
Para lo de Kieleth me quedo sin palabras!!! jajajajja; en tu caso el rechazado herido en su orgullo fuiste tú y no ella aunque con esa salida magistral te cubriste de gloria.

Miguel San dijo...

¿Llena de pasion? Pero si era un trozo de carne rigida que miraba al techo y decia hazme lo que quieras.....
Era el antimorbo hecho persona, y si, sali con el rabo entre las piernas ¿Donde sino iba a llevarlo?

Unknown dijo...

La verdad es que he vivido sensaciones que yo también tenía con 19 (lo de la tia por suerte o desgracia no me pasó con esa edad), la amistad, el concepto de salir a divertirse, las necesidad propias de la edad (y que siguen existiendo por mucho tiempo que pase..)

No se si la historia es tarantiniana o no, lo que hay es muchas pequeñas historias que complementan a la historia central... bueno dejemos el ramalazo de días de cine y Gasset y volvamos a lo importante.

Lo cierto es que yo con 19 no tengo muy claro cual hubiera sido mi reacción, pero yo creo, uniendome a la opinión general, que de historia de capullo nada...

Miguel San dijo...

Puede que hiciera lo correcto y lo que dictaban mis principios, no aprovecharme, cuando era obvio que para ella no iba a ser satisfactorio, ya que no entendia el sexo como algo placentero, pero fui un capullo, porque podria haber sido comprensivo con la chica y no lo fui, la humille.

Unknown dijo...

Bueno la verdad es que no se si ya leerás este comentario, pero mi pregunta es... que la hubiera humillado más?? quedarte o irte?? inicialmente parece que irse era más denigrante o humillante, pero creo que era la decisión correcto (el tener principios es realmente malo en este mundo podrido.... o no lo es??)