martes, 14 de julio de 2009

Depeche Mode - Estadio José Zorrilla (Valladolid - 08/07/09)

Crónica de una reconciliación:

Al respecto del último disco de Depeche Mode (“Sounds of the Universe” – 2009), hay una crítica en Rockdelux que me parece muy acertada, reseñando que es probablemente el peor disco de la banda (exceptuando “Exciter” – 2001) pero que aun así es mejor que el 90% de lo que se publica hoy en día por ahí, “serán cabrones”.

Tuve la ocasión de ver por primera vez en directo a Depeche Mode el pasado miércoles en Valladolid, sin embargo, nunca tuve esa sensación, y es que han sido demasiados años con dvd’s en directo, youtubes, etc. etc. como para tener una mínima sensación de virginidad en esto. Y tuve la ocasión de contemplar un espectáculo notable, me explico: el sonido era fantástico, la puesta en escena más que correcta y el estado de forma de la banda aceptable para tratarse de unos casi cincuentones con 30 años de carrera a sus espaldas, me inspira mucha más credibilidad y respeto este Dave Gahan previsible y sobreactuado, que mil Bonos megalómanos y mesiánicos. Muchas veces me pregunto que motivación pueden encontrar los artistas en tocar en directo día tras día las mismas canciones en una ciudad diferente, inmersos en inagotables giras sacacuartos, el arte convertido en negocio; en fin, es triste tener que conformarse con esto, pero es lo que manda en estos tiempos, si hasta el pobre de Leonard Cohen anda perdido, no se sabe muy bien como, en la carretera.

A lo que vamos, en la parte negativa, la pésima organización: pagué 70 € por una entrada “Preferente” en una esquina del estadio donde lo máximo que hubiéramos podido alcanzado a ver sería el trasero de alguna devota siniestra del público; por fortuna pudimos bajar al césped y tomar posición entre la masa. Menos de media entrada era lo de esperar teniendo en cuenta el precio, el día entresemana, la dichosa crisis y los anunciados conciertos para otoño en Madrid y Barcelona; les salio el tiro por la culata y es que, para llenar un estadio de estas características, se necesita contar, no tan sólo con los fans acérrimos dispuesto a pagar lo que sea, si no también con curiosos, nostalgicos, “concocedores de un par de canciones”, domingueros, etc, que a esos precios prefirieron, como es lógico, quedarse en casa.

En lo estrictamente musical, los temas de su último disco sonaron tan previsibles y aburridos como en estudio, a excepción de la resultona “Hole to feed”. Por suerte, ellos mismos son conscientes de ello y saben que sus verdaderas armas se encuentran en su catálogo pre -1995; y que más da si la gente se aburre con sus nuevas canciones si con unos simples acordes de “Enjoy the Silence” o “Never let me down again” tienen al público comiendo de su mano. En definitiva, un repertorio nada arriesgado para una audiencia ganada de antemano; por suerte, rescataron algunos clásicos memorables como “Strangelove” o “Fly on the windscreen” para dejarnos a todos con la sonrisa en la boca; los tíos siguen siendo muy grandes y hace tiempo que no tienen que demostrar nada, así que, no pude más que disfrutar de su legado.

2 comentarios:

Gustavo Garcia dijo...

Escribid algo nuevo payos.

Anónimo dijo...

Y ya se acabaron las vacaciones no¿'
saludos despertados
ArQuItA De lOs mArEs